09 Ene 2024
Estudio pionero en Latinoamérica determina que argentinos y chilenos comparten con la población europea variantes genéticas vinculadas al riesgo de Alzheimer
Un equipo internacional de científicos, del que participaron varios investigadores de nuestro Instituto, publicó el primer estudio de asociación del genoma completo (o GWAS) para la enfermedad de Alzheimer en poblaciones de Sudamérica. Entre otras cosas, sugiere nuevas variantes genéticas involucradas en el desarrollo de la principal causa de demencia en la vejez.
Una de las búsquedas científicas más desafiantes de las últimas décadas es la posibilidad de identificar genes que se puedan vincular de manera directa a enfermedades complejas. En este camino, los estudios de asociación del genoma completo, más conocidos como GWAS por sus siglas en inglés, son una de las herramientas más utilizadas ya que permiten relacionar la presencia de variantes genéticas hereditarias con el riesgo de padecer una determinada enfermedad. Ahora, un equipo internacional de científicos, integrado por varios investigadores de la Fundación Instituto Leloir (FIL), dio a conocer el primer estudio GWAS para la enfermedad de Alzheimer en poblaciones de Latinoamérica. Publicado en la revista “Alzheimer’s & Dementia”, el trabajo pionero permitió validar hallazgos previos obtenidos en población europea y sugiere cuatro nuevas variantes genéticas posiblemente involucradas en el desarrollo de la principal causa de demencia en la vejez.
“En nuestra región no es fácil gestionar estudios multicéntricos que involucren pacientes y casos de control”, asegura Laura Morelli, investigadora del CONICET en nuestro Laboratorio de Envejecimiento Cerebral y Neurodegeneración y una de las supervisoras del estudio que analizó unas 1500 muestras de Chile y Argentina, y del que también figuran como coautores Eduardo Castaño, Pablo Galeano, Lorenzo Campanelli y Gisela Novack, todos de la FIL. “Si bien el número de participantes no es lo suficientemente grande como para determinar con certeza nuevos genes asociados al Alzheimer en las llamadas poblaciones mixtas como la nuestra (aquellas que no tienen un origen ancestral único, sino que se caracterizan por la mezcla de etnias con diverso bagaje genético), sí sirvió para validar los hallazgos obtenidos en la población europea, donde se llevan estudiadas a unas 500.000 personas”, añade Morelli.
Ahora se deberán confirmar las nuevas variantes genéticas que el trabajo sugiere que están involucradas en el desarrollo de la enfermedad en estudios con mayor número de participantes, agrega la experta.
“En nuestra región no es fácil gestionar estudios multicéntricos que involucren pacientes y casos de control”, asegura Laura Morelli, investigadora del CONICET en nuestro Laboratorio de Envejecimiento Cerebral y Neurodegeneración y una de las supervisoras del estudio que analizó unas 1500 muestras de Chile y Argentina, y del que también figuran como coautores Eduardo Castaño, Pablo Galeano, Lorenzo Campanelli y Gisela Novack, todos de la FIL. “Si bien el número de participantes no es lo suficientemente grande como para determinar con certeza nuevos genes asociados al Alzheimer en las llamadas poblaciones mixtas como la nuestra (aquellas que no tienen un origen ancestral único, sino que se caracterizan por la mezcla de etnias con diverso bagaje genético), sí sirvió para validar los hallazgos obtenidos en la población europea, donde se llevan estudiadas a unas 500.000 personas”, añade Morelli.
Ahora se deberán confirmar las nuevas variantes genéticas que el trabajo sugiere que están involucradas en el desarrollo de la enfermedad en estudios con mayor número de participantes, agrega la experta.
El Alzheimer es una enfermedad neurodegenerativa progresiva de la que se desconoce con precisión las causas. Si bien factores relacionados al estilo de vida –como la dieta, el sedentarismo o el hábito de fumar– influyen en el riesgo a desarrollarla, entre el 60% y el 80% de los casos tienen una base genética. Los estudios GWAS y los metaanálisis desarrollados a partir de ellos ya permitieron identificar más de 80 variantes genéticas que predisponen a la enfermedad, pero lo cierto es que la mayoría de estos trabajos se realizaron en poblaciones europeas y asiáticas.
“Lamentablemente, las grandes iniciativas internacionales han centrado su investigación en la ascendencia europea, limitando la generalización de los hallazgos genéticos a otras poblaciones. Para comenzar a llenar este vacío, presentamos el primer estudio que ayuda a dilucidar la genética del Alzheimer en la población sudamericana, que ha sido poco estudiada”, resaltaron los autores en el paper. E informaron que una iniciativa más grande buscará aumentar el tamaño de la muestra analizada en América Latina para profundizar las investigaciones en el área.
En julio pasado, Morelli fue una de las autoras de un trabajo publicado en Human Genetics and Genomic Advances que identificó en personas de origen hispano del Caribe genes asociados a un menor riesgo de desarrollar Alzheimer, relacionados a la prevalencia de la ascendencia nativa americana. Y en 2022 retomó una campaña para obtener muestras de saliva o sangre de voluntarios de origen amerindio para construir una base de datos genética representativa local, iniciativa que se había suspendido durante la pandemia de COVID-19.
“Hasta ahora no se sabía si un predictor de riesgo para el Alzheimer desarrollado en Europa con datos de la población caucásica podía servir en poblaciones mixtas como la nuestra. Con el estudio que acabamos de publicar se vio que sí, aunque a medida que se incrementa el porcentaje de ascendencia amerindia, la capacidad predictora disminuye”, especifica Morelli, quien concluye: “La investigación genética en poblaciones latinoamericanas ayuda a mejorar la definición de perfiles de riesgo personalizados que puedan dar cuenta sobre el riesgo individual de progresar a demencia. Y aunque todavía no existe una aplicación clínica inmediata, es probable que este tipo de iniciativas mejoren a futuro las posibilidades de intervención temprana personalizada para prevenir o posponer la demencia”.
La autora principal del nuevo estudio es la doctora en Biología Molecular y Biotecnología María Carolina Dalmasso, de la Unidad Ejecutora de Estudios en Neurociencias y Sistemas Complejos (ENyS) del CONICET, el Hospital El Cruce y la Universidad Nacional Arturo Jauretche (UNAJ), en Florencio Varela. Pero también participan otros 22 científicos argentinos, además de investigadores de Chile, España, Alemania y Francia.
“Lamentablemente, las grandes iniciativas internacionales han centrado su investigación en la ascendencia europea, limitando la generalización de los hallazgos genéticos a otras poblaciones. Para comenzar a llenar este vacío, presentamos el primer estudio que ayuda a dilucidar la genética del Alzheimer en la población sudamericana, que ha sido poco estudiada”, resaltaron los autores en el paper. E informaron que una iniciativa más grande buscará aumentar el tamaño de la muestra analizada en América Latina para profundizar las investigaciones en el área.
En julio pasado, Morelli fue una de las autoras de un trabajo publicado en Human Genetics and Genomic Advances que identificó en personas de origen hispano del Caribe genes asociados a un menor riesgo de desarrollar Alzheimer, relacionados a la prevalencia de la ascendencia nativa americana. Y en 2022 retomó una campaña para obtener muestras de saliva o sangre de voluntarios de origen amerindio para construir una base de datos genética representativa local, iniciativa que se había suspendido durante la pandemia de COVID-19.
“Hasta ahora no se sabía si un predictor de riesgo para el Alzheimer desarrollado en Europa con datos de la población caucásica podía servir en poblaciones mixtas como la nuestra. Con el estudio que acabamos de publicar se vio que sí, aunque a medida que se incrementa el porcentaje de ascendencia amerindia, la capacidad predictora disminuye”, especifica Morelli, quien concluye: “La investigación genética en poblaciones latinoamericanas ayuda a mejorar la definición de perfiles de riesgo personalizados que puedan dar cuenta sobre el riesgo individual de progresar a demencia. Y aunque todavía no existe una aplicación clínica inmediata, es probable que este tipo de iniciativas mejoren a futuro las posibilidades de intervención temprana personalizada para prevenir o posponer la demencia”.
La autora principal del nuevo estudio es la doctora en Biología Molecular y Biotecnología María Carolina Dalmasso, de la Unidad Ejecutora de Estudios en Neurociencias y Sistemas Complejos (ENyS) del CONICET, el Hospital El Cruce y la Universidad Nacional Arturo Jauretche (UNAJ), en Florencio Varela. Pero también participan otros 22 científicos argentinos, además de investigadores de Chile, España, Alemania y Francia.