02 Dic 2017
A 30 años de la partida del Doctor Luis Federico Leloir
El 2 de diciembre de 1987 falleció el Doctor Luis Federico Leloir, un científico que sigue siendo ejemplo para generaciones de investigadores, y que pasó a la historia como el tercer Premio Nobel argentino, el segundo en ciencias, luego de su maestro, el doctor Bernardo Houssay.
Completó sus estudios primarios en Buenos Aires, en la escuela estatal Catedral al Norte, en la calle San Martín, y cursó luego su secundaria en tres establecimientos diferentes, los colegios Lacordaire y del Salvador, en la ciudad de Buenos Aires, y el Colegio Beaumont, en Inglaterra.
Se recibió de médico en la Universidad de Buenos Aires (UBA), en 1932, y posteriormente con la convicción de que era menester comprender mejor los procesos biológicos, se inició de pleno en la investigación, en el Instituto de Fisiología de la Facultad de Medicina de la UBA que dirigía el doctor Houssay.
Años después Houssay propuso a Leloir como director del Instituto de Investigaciones Bioquímicas-Fundación Campomar (en la actualidad, Fundación Instituto Leloir), creado el 7 de noviembre 1947. En el día de su inauguración, el doctor Leloir, dijo: “….comienza sus actividades en un local pequeño y provisorio, pero esperamos que sean grandes su labor y su futuro”.
Y fue así que en 1970 el jurado de química de la Academia Sueca de Ciencias decidió premiar a Leloir con la máxima distinción por sus investigaciones que permitieron aclarar cómo se metabolizan los azúcares en el organismo y el mecanismo de biosíntesis del glucógeno y del almidón, polisacáridos de reserva energética de los mamíferos y las plantas.
Leloir descubrió el camino bioquímico a través del cual el organismo aprovecha la energía de las azúcares para poder vivir. Este hallazgo permitió comprender las causas de muchas enfermedades como la galactosemia, una patología congénita que se caracteriza por la incapacidad que tiene el organismo para metabolizar galactosa (un azúcar simple). Su acumulación provoca daños en diferentes órganos del cuerpo por lo que si esa condición no es detectada en forma temprana, puede ser fatal.
“El doctor Leloir, el Dire como lo llamábamos, fue director de nuestra institución durante cuatro décadas. Su inteligencia, creatividad, su compromiso y pasión por la investigación y los grandes descubrimientos que realizó alientan hoy en día a los grupos de investigación del Instituto Leloir para seguir haciendo ciencia de primer nivel que contribuya a mejorar la calidad de vida de la población”, señaló la doctora Angeles Zorreguieta, directora de la Fundación Instituto Leloir (FIL) quien realizó su tesis de doctorado bajo la dirección del doctor Leloir.
Algunos laboratorios de la FIL buscan mejorar el diagnóstico y tratamiento médico de enfermedades neurodegenerativas (Enfermedad de Alzheimer y Parkinson), diferentes tipos de cáncer (cáncer de páncreas, de colon y de piel), y enfermedades infecciosas (como dengue, brucelosis, y virus respiratorios). También hay laboratorios de biología vegetal que generan conocimiento para el sector agrícola, y otros estudian distintos aspectos de la biología de las células.
Completó sus estudios primarios en Buenos Aires, en la escuela estatal Catedral al Norte, en la calle San Martín, y cursó luego su secundaria en tres establecimientos diferentes, los colegios Lacordaire y del Salvador, en la ciudad de Buenos Aires, y el Colegio Beaumont, en Inglaterra.
Se recibió de médico en la Universidad de Buenos Aires (UBA), en 1932, y posteriormente con la convicción de que era menester comprender mejor los procesos biológicos, se inició de pleno en la investigación, en el Instituto de Fisiología de la Facultad de Medicina de la UBA que dirigía el doctor Houssay.
Años después Houssay propuso a Leloir como director del Instituto de Investigaciones Bioquímicas-Fundación Campomar (en la actualidad, Fundación Instituto Leloir), creado el 7 de noviembre 1947. En el día de su inauguración, el doctor Leloir, dijo: “….comienza sus actividades en un local pequeño y provisorio, pero esperamos que sean grandes su labor y su futuro”.
Y fue así que en 1970 el jurado de química de la Academia Sueca de Ciencias decidió premiar a Leloir con la máxima distinción por sus investigaciones que permitieron aclarar cómo se metabolizan los azúcares en el organismo y el mecanismo de biosíntesis del glucógeno y del almidón, polisacáridos de reserva energética de los mamíferos y las plantas.
Leloir descubrió el camino bioquímico a través del cual el organismo aprovecha la energía de las azúcares para poder vivir. Este hallazgo permitió comprender las causas de muchas enfermedades como la galactosemia, una patología congénita que se caracteriza por la incapacidad que tiene el organismo para metabolizar galactosa (un azúcar simple). Su acumulación provoca daños en diferentes órganos del cuerpo por lo que si esa condición no es detectada en forma temprana, puede ser fatal.
“El doctor Leloir, el Dire como lo llamábamos, fue director de nuestra institución durante cuatro décadas. Su inteligencia, creatividad, su compromiso y pasión por la investigación y los grandes descubrimientos que realizó alientan hoy en día a los grupos de investigación del Instituto Leloir para seguir haciendo ciencia de primer nivel que contribuya a mejorar la calidad de vida de la población”, señaló la doctora Angeles Zorreguieta, directora de la Fundación Instituto Leloir (FIL) quien realizó su tesis de doctorado bajo la dirección del doctor Leloir.
Algunos laboratorios de la FIL buscan mejorar el diagnóstico y tratamiento médico de enfermedades neurodegenerativas (Enfermedad de Alzheimer y Parkinson), diferentes tipos de cáncer (cáncer de páncreas, de colon y de piel), y enfermedades infecciosas (como dengue, brucelosis, y virus respiratorios). También hay laboratorios de biología vegetal que generan conocimiento para el sector agrícola, y otros estudian distintos aspectos de la biología de las células.