18 Sep 2019
Científica del Instituto Leloir gana premio internacional
La organización sin fines de lucro “eLife”, fundada en 2011 por tres prestigiosas instituciones científicas de Estados Unidos, Alemania y el Reino Unido, distinguió a Vanesa Gottifredi, que investiga en cáncer.
Vanesa Gottifredi, jefa del Laboratorio de Ciclo Celular y Estabilidad Genómica de la Fundación Instituto Leloir (FIL), es una de las tres científicas argentinas que fueron galardonadas con el Premio Ben Barres que otorga “eLife”, una organización sin fines de lucro fundada en 2011 por el Instituto Médico Howard Hughes, de Estados Unidos, la Sociedad Max Planck, de Alemania, y el Wellcome Trust, del Reino Unido.
La distinción concede fondos para investigación y tiene como objetivo “crear un ambiente más inclusivo en las ciencias”, dando visibilidad y generando oportunidades de colaboración a científicos que hayan obtenido resultados relevantes y pertenezcan a grupos subrepresentados, como mujeres, personas que integran minorías étnicas o científicos de países donde los recursos son limitados.
Uno de los requisitos para postular al premio es haber publicado un avance científico relevante en “eLife”, una revista de acceso abierto y altos estándares de calidad cuyo editor en jefe fue, hasta hace pocos meses, el premio Nobel Randy Schekman.
En 2016, Gottifredi, quien también es investigadora del CONICET, publicó junto a su equipo un estudio que describió el rol de una proteína “guardiana”, llamada p21, que monitorea de cerca el proceso de duplicación del material genético, asegurándose que sea lo más idéntico posible a la molécula de ADN original y evitando así fallas cuya acumulación puede dar lugar a células cancerígenas.
La generación de células cancerígenas se asocia íntimamente con la acumulación de errores en la duplicación del material genético, lo cual puede permitir que crezcan de forma rápida y descontrolada. Por eso existen moléculas “guardianas” encargadas de impedir o limitar esos errores. Esas moléculas protectoras se pueden dividir en dos grupos: las que evitan que una célula con su ADN dañado se divida y las que monitorean de cerca su proceso de duplicación, asegurándose que la nueva información genética sea lo más idéntica posible a la molécula de ADN original y no contengan así fallas.
“Se creía que p21 pertenecía al primer grupo de ‘guardianes’ y que cumplía dicha función supresora de tumores sólo cuando se acumulaba en altas concentraciones, pero utilizando cultivos de células humanas, demostramos que esa proteína también pertenece al segundo grupo de guardianes ya que los niveles bajos de esta molécula promueven que el ADN sea copiado en tiempo y forma, impidiendo fallas en la duplicación genética que podrían originarse si el proceso se hiciera muy lento”, explica Gottifredi, una química salteña que se doctoró en biología humana en la Universidad de Roma “La Sapienza” y en 2017 fue distinguida por la Fundación Alexander von Humboldt de Alemania con el premio Friedrich Wilhelm Bessel.
“Que la revista eLife siga avalando nuestra investigación y considere que amerita un aporte económico es un aliciente que nos estimula a seguir construyendo el proyecto científico de Argentina, aun cuando tengamos que usar los recursos para cubrir los gastos corrientes frente a los pulverizados subsidios locales”, afirma Gottifredi.
Gottifredi añade: “Hemos creado una escuela que sostiene la formación de buenos doctores en ciencia, que son nada menos que personas especializadas en el diagnóstico y resolución de problemas. Espero, no solo por mis colegas y por mí, sino principalmente por el país, que la desfinanciación de la investigación termine y podamos contribuir con nuestro trabajo al desarrollo y el posicionamiento de Argentina en el mundo”.
Vanesa Gottifredi, jefa del Laboratorio de Ciclo Celular y Estabilidad Genómica de la Fundación Instituto Leloir (FIL), es una de las tres científicas argentinas que fueron galardonadas con el Premio Ben Barres que otorga “eLife”, una organización sin fines de lucro fundada en 2011 por el Instituto Médico Howard Hughes, de Estados Unidos, la Sociedad Max Planck, de Alemania, y el Wellcome Trust, del Reino Unido.
La distinción concede fondos para investigación y tiene como objetivo “crear un ambiente más inclusivo en las ciencias”, dando visibilidad y generando oportunidades de colaboración a científicos que hayan obtenido resultados relevantes y pertenezcan a grupos subrepresentados, como mujeres, personas que integran minorías étnicas o científicos de países donde los recursos son limitados.
Uno de los requisitos para postular al premio es haber publicado un avance científico relevante en “eLife”, una revista de acceso abierto y altos estándares de calidad cuyo editor en jefe fue, hasta hace pocos meses, el premio Nobel Randy Schekman.
En 2016, Gottifredi, quien también es investigadora del CONICET, publicó junto a su equipo un estudio que describió el rol de una proteína “guardiana”, llamada p21, que monitorea de cerca el proceso de duplicación del material genético, asegurándose que sea lo más idéntico posible a la molécula de ADN original y evitando así fallas cuya acumulación puede dar lugar a células cancerígenas.
La generación de células cancerígenas se asocia íntimamente con la acumulación de errores en la duplicación del material genético, lo cual puede permitir que crezcan de forma rápida y descontrolada. Por eso existen moléculas “guardianas” encargadas de impedir o limitar esos errores. Esas moléculas protectoras se pueden dividir en dos grupos: las que evitan que una célula con su ADN dañado se divida y las que monitorean de cerca su proceso de duplicación, asegurándose que la nueva información genética sea lo más idéntica posible a la molécula de ADN original y no contengan así fallas.
“Se creía que p21 pertenecía al primer grupo de ‘guardianes’ y que cumplía dicha función supresora de tumores sólo cuando se acumulaba en altas concentraciones, pero utilizando cultivos de células humanas, demostramos que esa proteína también pertenece al segundo grupo de guardianes ya que los niveles bajos de esta molécula promueven que el ADN sea copiado en tiempo y forma, impidiendo fallas en la duplicación genética que podrían originarse si el proceso se hiciera muy lento”, explica Gottifredi, una química salteña que se doctoró en biología humana en la Universidad de Roma “La Sapienza” y en 2017 fue distinguida por la Fundación Alexander von Humboldt de Alemania con el premio Friedrich Wilhelm Bessel.
“Que la revista eLife siga avalando nuestra investigación y considere que amerita un aporte económico es un aliciente que nos estimula a seguir construyendo el proyecto científico de Argentina, aun cuando tengamos que usar los recursos para cubrir los gastos corrientes frente a los pulverizados subsidios locales”, afirma Gottifredi.
Gottifredi añade: “Hemos creado una escuela que sostiene la formación de buenos doctores en ciencia, que son nada menos que personas especializadas en el diagnóstico y resolución de problemas. Espero, no solo por mis colegas y por mí, sino principalmente por el país, que la desfinanciación de la investigación termine y podamos contribuir con nuestro trabajo al desarrollo y el posicionamiento de Argentina en el mundo”.