23 Jul 2020
COVID-19: Una encuesta nacional para cuidar nuestro reloj biológico durante el confinamiento
A partir del análisis de los resultados, científicas del Instituto Leloir y colegas van a elaborar la aplicación (app) “Mi Reloj Interno” con recomendaciones para mejorar los hábitos cronobiológicos que son clave para nuestra fisiología. La app incluirá el uso de un sensor del celular para medir la luz en distintos espacios de la vivienda.
Desde el martes 21 de julio está en marcha el proyecto Mi Reloj Interno , que comenzará con una encuesta nacional anónima para determinar el impacto del confinamiento asociado a la cuarentena por COVID-19 en nuestro reloj biológico. Su buen funcionamiento es clave para la salud, ya que regula y ordena toda nuestra fisiología en los momentos adecuados del día.
“Con la información recabada en la encuesta anónima implementaremos la aplicación (app) ‘Mi reloj interno´ para que la población pueda informarse adecuadamente sobre su reloj circadiano y sobre cómo sus hábitos interfieren con su funcionamiento óptimo, así como las consecuencias que ello acarrea”, señala Fernanda Ceriani, una de las investigadoras del proyecto, jefa del Laboratorio de Genética del Comportamiento en la Fundación Instituto Leloir (FIL) e investigadora del CONICET.
La aplicación ya está en desarrollo y asistirá en un “auto” diagnóstico, incluyendo el uso de un sensor del celular para medir la luz en distintos espacios de la vivienda. En función del diagnóstico, los usuarios recibirán recomendaciones concretas para mejorar sus hábitos cronobiológicos.
La iniciativa forma parte del proyecto “Desafíos cronobiológicos asociados al aislamiento social” que cuenta con el financiamiento de la Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación y es liderado por científicas de varias instituciones y universidades.
“La información que se obtendrá a partir de la encuesta será central para el desarrollo del proyecto. Es importante poder evaluar qué efectos está teniendo el confinamiento en nuestro sueño y nuestros ritmos circadianos. A partir de estos resultados, podremos generar las recomendaciones destinadas a mejorar los hábitos cronobiológicos”, explica María Juliana Leone, doctora en Ciencias Básicas y Aplicadas de la Universidad Nacional de Quilmes e investigadora del CONICET en la Universidad Nacional de Quilmes y en la Universidad Torcuato Di Tella.
Paula Cramer, doctora en Ciencias Biológicas, especialista en comunicación y referente de la Red de Clubes de Ciencia del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación , relata que los clubes tendrán un rol importante en la difusión de la encuesta en cada rincón del país. Además, ayudarán a elaborar piezas de comunicación pública sobre cronobiología para la población general. “Nuestro objetivo es ayudar a transitar mejor el confinamiento, pero también apuntamos a generar una conciencia de la higiene del sueño que mejore nuestra calidad de vida más allá de esta coyuntura”, agrega.
El aislamiento social, preventivo y obligatorio (DNU 297/2020) se ha convertido en una herramienta necesaria para enfrentar la pandemia por COVID-19, pero puede reducir la exposición a la luz natural. Nuestro reloj interno precisa de la luz solar para distinguir entre el día y la noche y así ordenar los horarios del sueño, los hábitos cotidianos y los ritmos de la fisiología a lo largo del día. A esta condición se le suma la exposición excesiva a luz artificial en horarios nocturnos.
“La combinación de estas situaciones es adversa para el reloj circadiano, y puede derivar en otros problemas de salud que incluyen diabetes, reducción de las defensas, insomnio, depresión y otras alteraciones metabólicas y cognitivas”, explica la doctora en Biología Lia Frenkel, investigadora del CONICET, de la FIL y del Instituto de Biociencias, Biotecnología y Biología Traslacional (IB3) que depende de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA.
Encuesta a nivel nacional
Las investigadoras se proponen estudiar los hábitos (sueño y otros) de personas sanas en situación de confinamiento a través de cuestionarios en línea www.mirelojinterno.org y telefónicos para llegar a aquellas que no están muy conectadas.
La encuesta se responde en 15 a 20 minutos y puede participar cualquier persona de al menos 13 años e incluye preguntas relacionadas con hábitos y actividades cotidianas, horarios de sueño y preferencias diarias, entre otras. “Luego del análisis de los datos contaremos con propuestas concretas que difundiremos a través de una aplicación (app) como pautas saludables desde la cronobiología, dentro del espectro de recomendaciones asociadas al confinamiento”, indica Leone.
“Nuestro proyecto pretende establecer una estrategia de concientización y acciones concretas con el fin de minimizar algunos efectos secundarios de la cuarentena a corto y mediano plazo”, puntualiza Frenkel.
Desde el martes 21 de julio está en marcha el proyecto Mi Reloj Interno , que comenzará con una encuesta nacional anónima para determinar el impacto del confinamiento asociado a la cuarentena por COVID-19 en nuestro reloj biológico. Su buen funcionamiento es clave para la salud, ya que regula y ordena toda nuestra fisiología en los momentos adecuados del día.
“Con la información recabada en la encuesta anónima implementaremos la aplicación (app) ‘Mi reloj interno´ para que la población pueda informarse adecuadamente sobre su reloj circadiano y sobre cómo sus hábitos interfieren con su funcionamiento óptimo, así como las consecuencias que ello acarrea”, señala Fernanda Ceriani, una de las investigadoras del proyecto, jefa del Laboratorio de Genética del Comportamiento en la Fundación Instituto Leloir (FIL) e investigadora del CONICET.
La aplicación ya está en desarrollo y asistirá en un “auto” diagnóstico, incluyendo el uso de un sensor del celular para medir la luz en distintos espacios de la vivienda. En función del diagnóstico, los usuarios recibirán recomendaciones concretas para mejorar sus hábitos cronobiológicos.
La iniciativa forma parte del proyecto “Desafíos cronobiológicos asociados al aislamiento social” que cuenta con el financiamiento de la Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación y es liderado por científicas de varias instituciones y universidades.
“La información que se obtendrá a partir de la encuesta será central para el desarrollo del proyecto. Es importante poder evaluar qué efectos está teniendo el confinamiento en nuestro sueño y nuestros ritmos circadianos. A partir de estos resultados, podremos generar las recomendaciones destinadas a mejorar los hábitos cronobiológicos”, explica María Juliana Leone, doctora en Ciencias Básicas y Aplicadas de la Universidad Nacional de Quilmes e investigadora del CONICET en la Universidad Nacional de Quilmes y en la Universidad Torcuato Di Tella.
Paula Cramer, doctora en Ciencias Biológicas, especialista en comunicación y referente de la Red de Clubes de Ciencia del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación , relata que los clubes tendrán un rol importante en la difusión de la encuesta en cada rincón del país. Además, ayudarán a elaborar piezas de comunicación pública sobre cronobiología para la población general. “Nuestro objetivo es ayudar a transitar mejor el confinamiento, pero también apuntamos a generar una conciencia de la higiene del sueño que mejore nuestra calidad de vida más allá de esta coyuntura”, agrega.
El aislamiento social, preventivo y obligatorio (DNU 297/2020) se ha convertido en una herramienta necesaria para enfrentar la pandemia por COVID-19, pero puede reducir la exposición a la luz natural. Nuestro reloj interno precisa de la luz solar para distinguir entre el día y la noche y así ordenar los horarios del sueño, los hábitos cotidianos y los ritmos de la fisiología a lo largo del día. A esta condición se le suma la exposición excesiva a luz artificial en horarios nocturnos.
“La combinación de estas situaciones es adversa para el reloj circadiano, y puede derivar en otros problemas de salud que incluyen diabetes, reducción de las defensas, insomnio, depresión y otras alteraciones metabólicas y cognitivas”, explica la doctora en Biología Lia Frenkel, investigadora del CONICET, de la FIL y del Instituto de Biociencias, Biotecnología y Biología Traslacional (IB3) que depende de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA.
Encuesta a nivel nacional
Las investigadoras se proponen estudiar los hábitos (sueño y otros) de personas sanas en situación de confinamiento a través de cuestionarios en línea www.mirelojinterno.org y telefónicos para llegar a aquellas que no están muy conectadas.
La encuesta se responde en 15 a 20 minutos y puede participar cualquier persona de al menos 13 años e incluye preguntas relacionadas con hábitos y actividades cotidianas, horarios de sueño y preferencias diarias, entre otras. “Luego del análisis de los datos contaremos con propuestas concretas que difundiremos a través de una aplicación (app) como pautas saludables desde la cronobiología, dentro del espectro de recomendaciones asociadas al confinamiento”, indica Leone.
“Nuestro proyecto pretende establecer una estrategia de concientización y acciones concretas con el fin de minimizar algunos efectos secundarios de la cuarentena a corto y mediano plazo”, puntualiza Frenkel.