31 Ene 2017
Virus del papiloma humano: identifican un novedoso blanco terapéutico
Científicos del Instituto Leloir identificaron un potencial “talón de Aquiles” que permitiría desarrollar fármacos específicos contra el cáncer de cuello uterino y el orofaríngeo.
Científicos del CONICET y del Instituto Leloir (FIL) describieron un mecanismo empleado por el virus del papiloma humano (VPH) que le permite adaptarse a las condiciones que impone la célula infectada. El hallazgo podría conducir al desarrollo de medicamentos específicos.
Los investigadores del Laboratorio de Estructura-Función e Ingeniería de Proteínas en la FIL descubrieron de qué manera ese patógeno puede responder al entorno oxidante de las células infectadas y desencadenar procesos cancerígenos.
El VPH es el responsable del 99% de los canceres de cuello uterino que en la Argentina produce la muerte de unas 2000 mujeres al año, pero también de un 25% de los orofaríngeos (parte de la boca, paladar y lengua). Pese a la utilidad sanitaria de las vacunas comerciales existentes, sólo protegen contra dos cepas de VPH oncogénicas o cancerígenas (las más prevalentes) de las 15 que existen.
“Conocer los mecanismos moleculares de este virus y su interacción con las células infectadas abre caminos para el desarrollo futuro de fármacos específicos que puedan prevenir el desarrollo del cáncer de cuello uterino y otros tumores”, indicó el director de este proyecto de investigación, el doctor Leonardo Alonso, investigador del CONICET y miembro del grupo encabezado por el doctor Gonzalo de Prat Gay.
Cuando el VPH infecta las células del cuello uterino se expresan proteínas, llamadas “oncoproteínas”, que interfieren en el ciclo celular, entre ellas la E7, llevando a la replicación descontrolada característica de los procesos cancerosos.
Los investigadores describieron que la oncoproteína viral E7 contiene grupos reactivos que detectan el entorno oxidante en las células y crean a partir de esa información un ambiente apropiado para el desarrollo tumoral.
En el estudio, publicado en la revista “Redox Biology”, los científicos realizaron experimentos con células humanas infectadas con el VPH del genero alfa, “que son los de mayor riesgo”, indicó Alonso. Y agregó que si bien queda un largo camino para recorrer, a la luz de los resultados, “se abre la posibilidad de obtener fármacos especialmente dirigidos contra estos sensores de oxidación con el fin de impedir que E7 pueda crear un ambiente propicio para su replicación”.
“El descubrimiento de este mecanismo se logró tras combinar estudios químicos y genómicos de este virus que evolucionó hace millones de años, algo no muy usual”, agregaron los autores del estudio.
Ahora, junto a colegas de otras instituciones argentinas, los investigadores de la FIL están sintetizando compuestos reactivos que puedan inhibir ese blanco terapéutico, y generando vínculos de cooperación con centros de salud.
Consultado sobre la relevancia de este trabajo, el doctor Santiago Zund, del Departamento de Cirugía de Cabeza y Cuello del Instituto de Oncología Ángel H. Roffo, dependiente de la UBA, y jefe de la Sección de Cirugía de Cabeza y Cuello del CEMIC, indicó que el hallazgo es alentador y podría sumar herramientas en el futuro para hacer frente a la epidemia de cáncer de orofaringe, cuya incidencia creció un 250% en las dos últimas décadas. “Si bien el tabaco y el alcohol constituyen antecedentes en más del 70% de los pacientes, este aumento de la incidencia se encuentra relacionado con el VPH”, subrayó.
Coincidió la doctora Luciana Prozzillo, médica especialista en ginecología oncológica del Programa Nacional de Prevención de Cáncer Cervicouterino del Instituto Nacional del Cáncer. “El estudio de la FIL es promisorio y supondrá una segunda etapa de investigación en la que se estudie cuál es la implicancia clínica real de los fármacos desarrollados”, enfatizó.
“El desarrollo de fármacos contra el VPH podría adelantarse a la instalación del carcinoma invasor y contribuir al control de la enfermedad cervical”, añadió. La especialista recordó que, desde una perspectiva de salud pública, el control del cáncer cervicouterino y otros asociados al VPH se relaciona con la accesibilidad a los estudios de detección precoz y a los tratamientos en tiempo y forma.
Científicos del CONICET y del Instituto Leloir (FIL) describieron un mecanismo empleado por el virus del papiloma humano (VPH) que le permite adaptarse a las condiciones que impone la célula infectada. El hallazgo podría conducir al desarrollo de medicamentos específicos.
Los investigadores del Laboratorio de Estructura-Función e Ingeniería de Proteínas en la FIL descubrieron de qué manera ese patógeno puede responder al entorno oxidante de las células infectadas y desencadenar procesos cancerígenos.
El VPH es el responsable del 99% de los canceres de cuello uterino que en la Argentina produce la muerte de unas 2000 mujeres al año, pero también de un 25% de los orofaríngeos (parte de la boca, paladar y lengua). Pese a la utilidad sanitaria de las vacunas comerciales existentes, sólo protegen contra dos cepas de VPH oncogénicas o cancerígenas (las más prevalentes) de las 15 que existen.
“Conocer los mecanismos moleculares de este virus y su interacción con las células infectadas abre caminos para el desarrollo futuro de fármacos específicos que puedan prevenir el desarrollo del cáncer de cuello uterino y otros tumores”, indicó el director de este proyecto de investigación, el doctor Leonardo Alonso, investigador del CONICET y miembro del grupo encabezado por el doctor Gonzalo de Prat Gay.
Cuando el VPH infecta las células del cuello uterino se expresan proteínas, llamadas “oncoproteínas”, que interfieren en el ciclo celular, entre ellas la E7, llevando a la replicación descontrolada característica de los procesos cancerosos.
Los investigadores describieron que la oncoproteína viral E7 contiene grupos reactivos que detectan el entorno oxidante en las células y crean a partir de esa información un ambiente apropiado para el desarrollo tumoral.
En el estudio, publicado en la revista “Redox Biology”, los científicos realizaron experimentos con células humanas infectadas con el VPH del genero alfa, “que son los de mayor riesgo”, indicó Alonso. Y agregó que si bien queda un largo camino para recorrer, a la luz de los resultados, “se abre la posibilidad de obtener fármacos especialmente dirigidos contra estos sensores de oxidación con el fin de impedir que E7 pueda crear un ambiente propicio para su replicación”.
“El descubrimiento de este mecanismo se logró tras combinar estudios químicos y genómicos de este virus que evolucionó hace millones de años, algo no muy usual”, agregaron los autores del estudio.
Ahora, junto a colegas de otras instituciones argentinas, los investigadores de la FIL están sintetizando compuestos reactivos que puedan inhibir ese blanco terapéutico, y generando vínculos de cooperación con centros de salud.
Consultado sobre la relevancia de este trabajo, el doctor Santiago Zund, del Departamento de Cirugía de Cabeza y Cuello del Instituto de Oncología Ángel H. Roffo, dependiente de la UBA, y jefe de la Sección de Cirugía de Cabeza y Cuello del CEMIC, indicó que el hallazgo es alentador y podría sumar herramientas en el futuro para hacer frente a la epidemia de cáncer de orofaringe, cuya incidencia creció un 250% en las dos últimas décadas. “Si bien el tabaco y el alcohol constituyen antecedentes en más del 70% de los pacientes, este aumento de la incidencia se encuentra relacionado con el VPH”, subrayó.
Coincidió la doctora Luciana Prozzillo, médica especialista en ginecología oncológica del Programa Nacional de Prevención de Cáncer Cervicouterino del Instituto Nacional del Cáncer. “El estudio de la FIL es promisorio y supondrá una segunda etapa de investigación en la que se estudie cuál es la implicancia clínica real de los fármacos desarrollados”, enfatizó.
“El desarrollo de fármacos contra el VPH podría adelantarse a la instalación del carcinoma invasor y contribuir al control de la enfermedad cervical”, añadió. La especialista recordó que, desde una perspectiva de salud pública, el control del cáncer cervicouterino y otros asociados al VPH se relaciona con la accesibilidad a los estudios de detección precoz y a los tratamientos en tiempo y forma.