Integrantes de nuestro equipo de Microscopía y Bioimágenes dictaron una capacitación en Santiago del Estero
En el marco de la Red Federal para el Diagnóstico Rápido de Enfermedades Infecciosas en Argentina (ReFeDeAr), Andrés H. Rossi y Alejandra Ross Beraldi capacitaron a 14 investigadores en el manejo de microscopios confocales.
El objetivo central de la Red Federal para el Diagnóstico Rápido de Enfermedades Infecciosas en Argentina (ReFeDeAr) es hacer vigilancia epidemiológica y diagnóstico rápido de enfermedades desatendidas de relevancia en Argentina. Pero va más allá: también se propone como un espacio colaborativo entre los distintos nodos que la integran. Así fue como frente a una necesidad concreta del Instituto Multidisciplinario de Salud, Tecnología y Desarrollo (IMSaTeD) de Santiago del Estero, que integra la red y no contaba con personal específicamente capacitado para el manejo óptimo de su microscopio confocal, surgió la idea organizar un espacio para formar con la comunidad científica local nuevos usuarios autónomos de esa herramienta. Para eso, Andrés H. Rossi y Alejandra Ross Beraldi, miembros del área de Microscopía y Bioimágenes de nuestro Instituto, viajaron a la ciudad de Santiago del Estero entre el 10 y el 14 de noviembre.
La microscopía confocal es una de las técnicas más utilizadas en investigación en ciencias de la vida, ya que permite obtener imágenes con mayor resolución y calidad que la microscopía clásica. “En el marco de la ReFeDeAr, se evidenció la necesidad de capacitar recursos humanos que pudieran aprovechar al máximo esa herramienta que ya tenían disponible en el IMSaTeD, un microscopio confocal LSM 880 de Zeiss”, explica Rossi. Y cuenta que fue a través del investigador y parasitólogo Fernando Rivero, representante del nodo de Santiago del Estero, que se impulsó el curso de tres días, del que participaron 14 integrantes de los cuatro institutos CONICET de la ciudad.
Además de Rossi y Ross Beraldi, también dictaron las capacitaciones Pablo Pomata, quien dirige el área de Microscopía del Instituto de Biología y Medicina Experimental (IByME), y Rodrigo Vega, a cargo del mismo sector en el Instituto de Biología Molecular y Celular de Rosario (IBR). Fueron cuatro clases teóricas durante la primera jornada y luego, dos días a pura práctica.
“Muchas veces quienes nunca usaron un microscopio confocal no se animan ni a tocarlo; ése suele ser el umbral más difícil de romper”, asegura Rossi. “Son equipos de alta complejidad –continúa– desde la secuencia especifica de encendido hasta la configuración de los distintos parámetros, que se ajustan según el experimento que uno quiera realizar. No es simple llegar a visualizar lo que se quiere ver si no se tiene experiencia”.
Por su parte, Ross Beraldi enfatiza: “Fue una experiencia increíble por muchos motivos. El principal es que vimos que había una necesidad grande por parte de ellos y quedaron muy agradecidos y contentos con lo que compartimos. Regresamos con la sensación de que fue algo muy útil y que aportamos a nuestro sistema científico al dar un paso más para fortalecer la red de microscopía nacional”.
La especialista señala que a la hora de armar la capacitación fue muy importante lo que aprendieron durante el curso de Latin America Light Microscopy – Train-the-Trainers, que se dictó en junio de este año en nuestro Instituto. “En este viaje unimos dos cosas: cumplimos con lo que habíamos conversado en ese curso internacional, sobre la necesidad de establecer redes para propagar nuestro conocimiento y ayudar así en la investigación científica; y aplicamos lo aprendido sobre cómo dar cursos de fundamentos de microscopía”, añade.
Rossi coincide y concluye: “Nos dimos cuenta de que este es el camino. Ahora queremos detectar otros lugares que necesiten este tipo de apoyo para seguir colaborando entre todos”.