Con el fin de generar conciencia sobre el impacto negativo de unas 21 enfermedades transmitidas por virus, bacterias, parásitos, hongos o toxinas, que padecen más de 1000 millones de personas en el mundo, sobre todo en los países en vías de desarrollo, la OMS instauró el 30 de enero como Día Mundial de las Enfermedades Tropicales Desatendidas (ETDs).

Se las denomina “desatendidas” porque, históricamente, tuvieron una presencia limitada en la agenda de la salud pública mundial, recibiendo escasa atención y financiamiento. Sin embargo, en los últimos años y por diversos motivos, muchas de las enfermedades incluidas en la lista de la OMS de afecciones típicas de las regiones más pobres del mundo, cruzaron las fronteras y se extienden sin reconocer límites geográficos ni sociales. En Argentina, el mejor ejemplo es el del dengue, que el año pasado causó el peor brote de la historia del país.

Transmitida por el mosquito Aedes aegypti, el dengue es una enfermedad viral cuyo avance se puede controlar si se erradica al mosquito, algo muy difícil porque es de hábitos domiciliarios y se reproduce en pequeños espacios de agua limpia, como floreros o bebederos de mascotas. El cambio climático, sumado a la mayor frecuencia de los viajes y las migraciones humanas, junto a la urbanización descontrolada que hace que, ante la imposibilidad de acceder a agua potable la gente la junte en tachos, empeoran un panorama complejo.

El Laboratorio de Virología Molecular que desde 2001 dirige Andrea Gamarnik en nuestra Fundación hizo contribuciones fundamentales para comprender, entre otras cosas, los mecanismos de replicación del virus del dengue, aporte que sentó las bases para futuras vacunas y tratamientos antivirales. Además, a fines de 2024 la ANMAT aprobó el primer test nacional de antígeno para el diagnóstico de la infección causada por cualquiera de los cuatro serotipos del virus, clave para ayudar a resolver la falta de insumos ante una posible nueva crisis sanitaria como la que ocurrió la temporada pasada.

Pero eso no es todo. Además, Gamarnik lidera junto a Daiana Capdevila y Marcelo Yanovsky, también jefes de laboratorio de nuestra Fundación, la Red Federal para el Diagnóstico Rápido de Enfermedades Infecciosas en Argentina (ReFeDeAr), que busca desarrollar herramientas de diagnóstico rápido para patologías desatendidas de relevancia en nuestro país, transmitidas por vectores como mosquitos o garrapatas, pero también parasitarias.

Capdevila, a cargo de nuestro Laboratorio de Fisicoquímica de Enfermedades Infecciosas, además obtuvo a fines de 2024 uno de los subsidios del Fondo de Innovación (Innovation Fund) de la fundación estadounidense Pew Charitable Trusts. Y junto a Ana Sol Peinetti, responsable del Laboratorio de Bionanotecnologías del Instituto de Química, Física de los Materiales, Medio Ambiente y Energía (INQUIMAE), buscará desarrollar innovadoras plataformas diagnósticas de virus emergentes.

Por otra parte, Osvaldo Podhajcer y Sabrina Vinzón, investigadores de nuestro Laboratorio de Terapia Molecular y Celular, lideran la Red Argentina de Vacunas de Interés Nacional para Enfermedades Infecciosas (RAVINEI), que surgió como una respuesta a la creciente amenaza que implican para la salud pública y las economías de todo el mundo las enfermedades virales zoonóticas (transmitidas de animales a seres humanos). Entre otras cosas, se proponen obtener una vacuna contra el chikungunya, patología que integra la lista de ETDs de la OMS y para la cual hoy no existe ninguna.

Desde hace 77 años, nuestros científicos hacen ciencia de primer nivel y apuestan al desarrollo de conocimiento fundamental, algo que, en este día en especial, se refleja en la búsqueda de soluciones a problemas concretos de nuestra región.