12 Mar 2019
Doctoranda de la FIL busca blancos terapéuticos para el cáncer
Sofía Venerus Arbilla estudió bioquímica en la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la Universidad de Buenos Aires y ahora realiza su doctorado en el Laboratorio de Ciclo Celular y Estabilidad Genómica liderado por la doctora Vanesa Gottifredi en la Fundación Instituto Leloir (FIL). Su tesis se centra en mecanismos de resistencia que despliegan los tumores para sobrellevar lesiones sufridas en su ADN por efecto de la quimioterapia u otras adversidades.
Venerus Arbilla nació en Bernal, partido de Quilmes, en la Provincia de Buenos Aires. “En la escuela recuerdo que biología, matemática y arte siempre estuvieron entre mis materias favoritas”, señala. Y agrega: “Mi padre es ingeniero y desde chica siempre tuvimos conversaciones ‘intelectuales’ sobre muchos temas, pero el costado biológico salió de la galera”.
Cuanto terminó la secundaria se decidió por la carrera de bioquímica. “Me interesaba el perfil vinculado con la salud y centrado en el ser humano. Además me cautivan más el tipo de preguntas que se pueden hacer en investigación básica”, afirma.
Estrategias de resistencia tumoral
Las células se encuentran con el constante desafío de sobrellevar las lesiones en su ADN. Para ello cuentan con herramientas de defensa: entre otras, de reparación del daño en sí, y de tolerancia que permiten continuar con su replicación. “Las células cancerosas pueden valerse de estos mismos mecanismos para persistir y proliferar en exceso. En este sentido se puede aprovechar el conocimiento de estas estrategias de defensa para encontrar blancos terapéuticos para diferentes tumores”, explica Venerus Arbilla.
El proyecto de doctorado de la joven becaria se centra en estudiar el papel que cumple una proteína en particular, la polimerasa especializada “iota”, en los mecanismos de adaptación de los tumores. “Esta molécula podría estar vinculada con un rol de ‘sensado’ del daño (provocado por la quimioterapia u otra adversidad) para el posterior establecimiento de una respuesta óptima de defensa. Quiero saber mediante qué mecanismos moleculares permite el mantenimiento de la estabilidad genómica ante lesiones en el ADN”, afirma.
Si se conocen los modos a través los cuales las células malignas evaden el ataque de la quimioterapia, será posible mejorar la eficacia de esos tratamientos. “Esta información podría sentar bases para el desarrollo de estrategias que apunten a anular los mecanismos de resistencia de los tumores”, subraya Venerus Arbilla quien espera continuar su formación, “encontrar preguntas interesantes y generar conocimiento”.
“La FIL es un lugar privilegiado para formarse tanto por el nivel de sus recursos humanos como materiales. Es uno de los mejores para hacer ciencia en el país”, concluye.
Venerus Arbilla nació en Bernal, partido de Quilmes, en la Provincia de Buenos Aires. “En la escuela recuerdo que biología, matemática y arte siempre estuvieron entre mis materias favoritas”, señala. Y agrega: “Mi padre es ingeniero y desde chica siempre tuvimos conversaciones ‘intelectuales’ sobre muchos temas, pero el costado biológico salió de la galera”.
Cuanto terminó la secundaria se decidió por la carrera de bioquímica. “Me interesaba el perfil vinculado con la salud y centrado en el ser humano. Además me cautivan más el tipo de preguntas que se pueden hacer en investigación básica”, afirma.
Estrategias de resistencia tumoral
Las células se encuentran con el constante desafío de sobrellevar las lesiones en su ADN. Para ello cuentan con herramientas de defensa: entre otras, de reparación del daño en sí, y de tolerancia que permiten continuar con su replicación. “Las células cancerosas pueden valerse de estos mismos mecanismos para persistir y proliferar en exceso. En este sentido se puede aprovechar el conocimiento de estas estrategias de defensa para encontrar blancos terapéuticos para diferentes tumores”, explica Venerus Arbilla.
El proyecto de doctorado de la joven becaria se centra en estudiar el papel que cumple una proteína en particular, la polimerasa especializada “iota”, en los mecanismos de adaptación de los tumores. “Esta molécula podría estar vinculada con un rol de ‘sensado’ del daño (provocado por la quimioterapia u otra adversidad) para el posterior establecimiento de una respuesta óptima de defensa. Quiero saber mediante qué mecanismos moleculares permite el mantenimiento de la estabilidad genómica ante lesiones en el ADN”, afirma.
Si se conocen los modos a través los cuales las células malignas evaden el ataque de la quimioterapia, será posible mejorar la eficacia de esos tratamientos. “Esta información podría sentar bases para el desarrollo de estrategias que apunten a anular los mecanismos de resistencia de los tumores”, subraya Venerus Arbilla quien espera continuar su formación, “encontrar preguntas interesantes y generar conocimiento”.
“La FIL es un lugar privilegiado para formarse tanto por el nivel de sus recursos humanos como materiales. Es uno de los mejores para hacer ciencia en el país”, concluye.