El laboratorio de serología asistencial de la Fundación Instituto Leloir (FIL) contribuirá con el control de la transmisión del coronavirus en geriátricos, en personal de salud, y en otras instituciones.



Además de trabajar con el Laboratorio Lemos para escalar la producción de los primeros test serológicos argentinos para COVID19, COVIDAR IgG e IgM, “decidimos redoblar nuestros esfuerzos para poner nuestro trabajo y nuestro instituto al servicio de la sociedad. Montamos este nuevo laboratorio para sumarnos a la red nacional que procesa muestras y multiplicar así las acciones dirigidas al control de la pandemia en el país”, indica Andrea Gamarnik, una de las líderes del proyecto y jefa del Laboratorio de Virología Molecular de la FIL.

“Desde el comienzo de la pandemia, becarios e investigadores de nuestra institución están trabajando incansablemente y de manera comprometida en proyectos que tienen como meta contribuir al control de la propagación del virus. Hemos puesto a su disposición toda la infraestructura y apoyo necesarios para que lleven adelante sus tareas”, señala Ángeles Zorreguieta, directora de la FIL.

“El objetivo de montar este nuevo laboratorio fue colaborar con acciones concretas frente a la emergencia”, agrega Andrés Rossi, otro líder del proyecto y responsable del nuevo laboratorio que tiene capacidad para cumplir con el servicio de punta a punta: desde la producción de los reactivos hasta la entrega de kits para toma de muestras, su recepción, su procesamiento y la generación de resultados que serán utilizados por diferentes instituciones a las que se les brindará asistencia.

“No recibimos pacientes en la Fundación. Las muestras (gota de sangre obtenida por punción digital con el SEROKIT) se tomarán en la institución a asistir y nos las harán llegar para analizarlas con COVIDAR IgG e IgM”, explica Rossi.



El laboratorio de serología de la FIL analizará muestras de personal de la salud: médicos, enfermeros, ambulancieros y personal administrativo, logístico y de limpieza; y personal de geriátricos y de otras instituciones cerradas.

“Es muy importante detectar personas infectadas asintomáticas. Un alto porcentaje cursa la infección sin saberlo. Identificarlos es crucial para aislarlos de modo tal que no contagien a sus familiares y a otras personas en su trabajo, en el transporte y en otros ámbitos”, subraya Diego Ojeda, investigador de la FIL que participó activamente en el armado y puesta en marcha del proyecto.

“Los resultados serológicos se informarán a las autoridades de los establecimientos para que puedan adoptar medidas sanitarias. En caso de presentar anticuerpos y no haber sido diagnosticadas previamente de COVID-19, cada institución se encargará de que a esas personas se les realice la toma de muestra por hisopado nasofaríngeo y PCR que permite diagnosticar si están cursando la enfermedad o si ya la superaron y en función de este resultado poder tomar medidas de control sanitario para evitar nuevos focos de contagio”, explica Rossi quien se doctoró como bioquímico en el área de Inmunología en la UBA y previamente se desempeñó en el Hospital de Pediatría “Juan P. Garrahan” y en el Hospital del Quemado, en la ciudad de Buenos Aires.

“Como bioquímico me toca ver de frente a la pandemia golpear nuestra comunidad. Como parte del sistema científico siento el deber de intentar ayudar a disminuir ese daño”, afirma Rossi quien prestará este nuevo servicio con un grupo de profesionales de la FIL que se ofrecieron de voluntarios: Anabel Álvarez, Corina García, Shirley Wenker, Juan Pablo Córdoba y Lautaro Sánchez.

“La creación de este laboratorio es un acto de solidaridad enorme, muchas personas del Instituto Leloir están colaborando y se ofrecieron voluntariamente para el procesamiento de las muestras que llegarán diariamente”, indica Gamarnik, también investigadora del CONICET. Y continúa: “Debido a que el trabajo de este laboratorio se realizará en forma gratuita estamos buscando el apoyo de personas e instituciones para solventarlo”.