01 Feb 2019
En verano, los cultivos resisten mejor un hongo patógeno
Se trata del agente responsable de la “podredumbre gris”, que afecta al tomate, la vid y otras 200 especies vegetales. Científicos de nuestra fundación demostraron que las plantas se vuelven más vulnerables cuando los días son más cortos.
Cuando están expuestas a días largos, típicos de la primavera y el verano, las plantas resisten mejor el ataque del hongo Botrytis cinerea, el patógeno responsable de la “podredumbre gris”: una enfermedad que causa pérdidas millonarias al dañar la producción de 200 especies vegetales, incluyendo el trigo, las frutillas, las vides, las naranjas y los tomates.
“Nuestro estudio indica que la capacidad de la planta de resistir al ataque del hongo varía de manera estacional, una regulación que no había sido establecida aún”, indicó el doctor Jorge Casal, jefe del laboratorio de Fisiología Molecular de Plantas de la Fundación Instituto Leloir (FIL)
Según Casal, quien también es investigador del Instituto de Investigaciones Fisiológicas y Ecológicas Vinculadas a la Agricultura (IFEVA), dependiente de la UBA y del CONICET, el hallazgo podría favorecer estrategias para mejorar la productividad de los cultivos.
El nuevo estudio, publicado en la revista “Plant Physiology”, se realizó en Arabidopsis thaliana, un modelo de investigación emparentado con los brócolis, repollos y coliflores y que comparte mecanismos biológicos con cultivos de gran importancia agrícola, como el maíz, el trigo y la soja. Por lo tanto, los resultados serían extrapolables.
La presencia o no de luz es percibida por receptores foto-sensoriales de las plantas llamados criptocromos y fitocromos, que serían el equivalente vegetal de los conos y bastones de la retina de los vertebrados. Estos permanecen activos durante más tiempo si el día es largo; en cambio, si el día es corto, se acumula en el núcleo una proteína (COP1) que se encarga de marcar a otras proteínas para ser degradadas por la maquinaria celular: entre ellas, según comprobaron los investigadores, una de la familia DELLA que influye en la respuesta inmune y favorece la tolerancia al hongo del cultivo.
El hallazgo explicaría por qué, en los inviernos, las plantas quedan más inermes al ataque del patógeno.
Casal explicó que los cultivos son expuestos a distintas duraciones del día porque pueden ser sembrados más tarde o más temprano en el año, o en distintas localidades. “De modo que, al considerar la sanidad del cultivo, no sólo deberá tenerse en cuenta que en distintas épocas del año cambia el ambiente, sino también la sensibilidad de la planta a los patógenos. Se justifica entonces ampliamente la realización de experimentos para evaluar el impacto de la duración del día sobre la interacción entre especies cultivadas y sus patógenos”, añadió.
Del estudio también participaron Juan Ignacio Cagnola, primer autor del estudio, del IFEVA; Pablo Cerdán y Martina Legris, de la FIL, e investigadores de otros centros de Argentina y de Estados Unidos.
Cuando están expuestas a días largos, típicos de la primavera y el verano, las plantas resisten mejor el ataque del hongo Botrytis cinerea, el patógeno responsable de la “podredumbre gris”: una enfermedad que causa pérdidas millonarias al dañar la producción de 200 especies vegetales, incluyendo el trigo, las frutillas, las vides, las naranjas y los tomates.
“Nuestro estudio indica que la capacidad de la planta de resistir al ataque del hongo varía de manera estacional, una regulación que no había sido establecida aún”, indicó el doctor Jorge Casal, jefe del laboratorio de Fisiología Molecular de Plantas de la Fundación Instituto Leloir (FIL)
Según Casal, quien también es investigador del Instituto de Investigaciones Fisiológicas y Ecológicas Vinculadas a la Agricultura (IFEVA), dependiente de la UBA y del CONICET, el hallazgo podría favorecer estrategias para mejorar la productividad de los cultivos.
El nuevo estudio, publicado en la revista “Plant Physiology”, se realizó en Arabidopsis thaliana, un modelo de investigación emparentado con los brócolis, repollos y coliflores y que comparte mecanismos biológicos con cultivos de gran importancia agrícola, como el maíz, el trigo y la soja. Por lo tanto, los resultados serían extrapolables.
La presencia o no de luz es percibida por receptores foto-sensoriales de las plantas llamados criptocromos y fitocromos, que serían el equivalente vegetal de los conos y bastones de la retina de los vertebrados. Estos permanecen activos durante más tiempo si el día es largo; en cambio, si el día es corto, se acumula en el núcleo una proteína (COP1) que se encarga de marcar a otras proteínas para ser degradadas por la maquinaria celular: entre ellas, según comprobaron los investigadores, una de la familia DELLA que influye en la respuesta inmune y favorece la tolerancia al hongo del cultivo.
El hallazgo explicaría por qué, en los inviernos, las plantas quedan más inermes al ataque del patógeno.
Casal explicó que los cultivos son expuestos a distintas duraciones del día porque pueden ser sembrados más tarde o más temprano en el año, o en distintas localidades. “De modo que, al considerar la sanidad del cultivo, no sólo deberá tenerse en cuenta que en distintas épocas del año cambia el ambiente, sino también la sensibilidad de la planta a los patógenos. Se justifica entonces ampliamente la realización de experimentos para evaluar el impacto de la duración del día sobre la interacción entre especies cultivadas y sus patógenos”, añadió.
Del estudio también participaron Juan Ignacio Cagnola, primer autor del estudio, del IFEVA; Pablo Cerdán y Martina Legris, de la FIL, e investigadores de otros centros de Argentina y de Estados Unidos.