17 Sep 2021
Logran describir una fase clave de la maduración de los virus de dengue y del Zika
El estudio, liderado por investigadoras del Instituto Leloir y colegas, sienta bases para el desarrollo futuro de antivirales efectivos contra esos patógenos.
Científicas de la Fundación Instituto Leloir (FIL) y colegas lograron describir mecanismos cruciales del proceso de maduración de los virus de dengue y del Zika en el interior de las células, un evento clave para la infección viral.
“El estudio reveló un potencial blanco terapéutico para el desarrollo futuro de antivirales efectivos”, indicó Andrea Gamarnik, una de las directoras del estudio y jefa del Laboratorio de Virología Molecular de la FIL.
Al igual que el nuevo coronavirus, los virus del dengue y Zika tienen en su interior una molécula de ARN (la parte más vulnerable del virus) que contiene la información genética para multiplicarse una vez que infectan a una célula. Para lograrlo, el material genético debe despojarse de un “escudo protector” formado por la proteína de cápside del virus, que actúa recubriendo al ARN para preservar su integridad. De esta forma el ARN atraviesa dos pasos cruciales: debe reclutarse (protegerse) para formar nuevos virus y liberarse para multiplicarse. Estos dos pasos se conocen como encapsidación y desnudamiento.
Durante la encapsidación, además de cubrirse con la proteína de cápside, el virus recluta lípidos que sirven como una segunda cubierta o barrera protectora. “En este trabajo estudiamos cómo son los procesos fisicoquímicos que permiten que el ARN del virus se asocie con los elementos de protección que constan de la proteína de capside y de los lípidos” explicó Gamarnik, también investigadora superior del CONICET.
Los autores del estudio descubrieron que las proteínas de cápside de los virus de dengue y Zika pueden, de manera simultánea, empaquetar el ARN viral y unirse directamente a los lípidos de una estructura celular llamada “retículo endoplasmático” para así formar los nuevos virus que saldrán de la célula. También identificaron el rol de esas proteínas no solo como partenaires del ARN, sino como directoras de la ubicación correcta del material genético a nivel subcelular para la formación de las nuevas partículas virales.
Asimismo comprobaron que ese proceso biológico tiene lugar en un medio que se puede denominar como una “nueva fase líquida”. “El acoplamiento de estas piezas (ARN, cápside y lípidos) ocurre en un medio celular de agua estabilizada, como si fueran ‘gotas’, en comparación con el agua del medio celular que rodea estas fases”, explicó Guadalupe Costa Navarro, también autora del estudio y becaria doctoral del CONICET en el grupo de Gamarnik.
De acuerdo a las investigadoras una buena terapia antiviral sería el desarrollo de moléculas que puedan de alguna manera contrarrestar la asociación descripta en nuestro estudio o sea impedir la formación de ese tipo de “gotas” con el objetivo de controlar la infección.
Gamarnik resaltó que “conocer en detalle los mecanismos moleculares de multiplicación e infección del virus del dengue y zika es el camino para identificar estrategias innovadoras para el control viral”.
El estudio, publicado en “The Journal of Biological Chemistry” también fue liderado por Ernesto Ambroggio, del Centro de Investigaciones en Química Biológica de Córdoba (CIQUIBIC), que depende del CONICET y CONICET y de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) y participaron Luis Benito Pérez Socas, del CIQUIBIC, y Luis A. Bagatolli, del Instituto de Investigación Médica Mercedes y Martín Ferreyra (INIMEC) que depende del CONICET, y de la UNC.
Científicas de la Fundación Instituto Leloir (FIL) y colegas lograron describir mecanismos cruciales del proceso de maduración de los virus de dengue y del Zika en el interior de las células, un evento clave para la infección viral.
“El estudio reveló un potencial blanco terapéutico para el desarrollo futuro de antivirales efectivos”, indicó Andrea Gamarnik, una de las directoras del estudio y jefa del Laboratorio de Virología Molecular de la FIL.
Al igual que el nuevo coronavirus, los virus del dengue y Zika tienen en su interior una molécula de ARN (la parte más vulnerable del virus) que contiene la información genética para multiplicarse una vez que infectan a una célula. Para lograrlo, el material genético debe despojarse de un “escudo protector” formado por la proteína de cápside del virus, que actúa recubriendo al ARN para preservar su integridad. De esta forma el ARN atraviesa dos pasos cruciales: debe reclutarse (protegerse) para formar nuevos virus y liberarse para multiplicarse. Estos dos pasos se conocen como encapsidación y desnudamiento.
Durante la encapsidación, además de cubrirse con la proteína de cápside, el virus recluta lípidos que sirven como una segunda cubierta o barrera protectora. “En este trabajo estudiamos cómo son los procesos fisicoquímicos que permiten que el ARN del virus se asocie con los elementos de protección que constan de la proteína de capside y de los lípidos” explicó Gamarnik, también investigadora superior del CONICET.
Los autores del estudio descubrieron que las proteínas de cápside de los virus de dengue y Zika pueden, de manera simultánea, empaquetar el ARN viral y unirse directamente a los lípidos de una estructura celular llamada “retículo endoplasmático” para así formar los nuevos virus que saldrán de la célula. También identificaron el rol de esas proteínas no solo como partenaires del ARN, sino como directoras de la ubicación correcta del material genético a nivel subcelular para la formación de las nuevas partículas virales.
Asimismo comprobaron que ese proceso biológico tiene lugar en un medio que se puede denominar como una “nueva fase líquida”. “El acoplamiento de estas piezas (ARN, cápside y lípidos) ocurre en un medio celular de agua estabilizada, como si fueran ‘gotas’, en comparación con el agua del medio celular que rodea estas fases”, explicó Guadalupe Costa Navarro, también autora del estudio y becaria doctoral del CONICET en el grupo de Gamarnik.
De acuerdo a las investigadoras una buena terapia antiviral sería el desarrollo de moléculas que puedan de alguna manera contrarrestar la asociación descripta en nuestro estudio o sea impedir la formación de ese tipo de “gotas” con el objetivo de controlar la infección.
Gamarnik resaltó que “conocer en detalle los mecanismos moleculares de multiplicación e infección del virus del dengue y zika es el camino para identificar estrategias innovadoras para el control viral”.
El estudio, publicado en “The Journal of Biological Chemistry” también fue liderado por Ernesto Ambroggio, del Centro de Investigaciones en Química Biológica de Córdoba (CIQUIBIC), que depende del CONICET y CONICET y de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) y participaron Luis Benito Pérez Socas, del CIQUIBIC, y Luis A. Bagatolli, del Instituto de Investigación Médica Mercedes y Martín Ferreyra (INIMEC) que depende del CONICET, y de la UNC.