10 Ene 2019
María Soledad Treffinger, doctoranda del Leloir que estudia la biología y bioquímica del parásito del Chagas
María Soledad Treffinger egresó en 2018 como licenciada en Ciencias Biológicas en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad Nacional de La Pampa (UNLPam). Ahora realiza su doctorado en el Laboratorio de Biología Estructural y Celular que lidera el doctor Julio Caramelo en la Fundación Instituto Leloir (FIL).
“Mi trabajo se centra en comprender mecanismos moleculares que regulan el plegado de proteínas en Trypanosoma cruzi, el parásito que causa la enfermedad de Chagas. Este patógeno se emplea como organismo modelo tanto para comprender su biología como la de otros organismos parasitarios de importancia sanitaria como los que provocan la enfermedad del sueño (Trypanosoma brucei) y leishmaniasis (Leishmania sp.)”, explica Treffinger quien nació en Puerto Deseado, provincia de Santa Cruz, y vivió en Los Antiguos, en la misma provincia. Y agrega: “Estos estudios pueden servir para desarrollar en el futuro estrategias que permitan la prevención, tratamiento y control de la enfermedad”.
La enfermedad de Chagas afecta a 8 millones de personas en América Latina, pero los medicamentos actuales no están a la altura de ese desafío: tienen varios efectos secundarios desagradables y no son efectivos después de la etapa aguda y las primeras fases de la crónica. Tampoco existe una vacuna preventiva o terapéutica. Su patógeno induce enfermedades cardíacas y digestivas y reduce la esperanza de vida en aproximadamente un 30 a 40% si los pacientes no son tratados.
La capacidad de infección de Trypanosoma cruzi depende de que las proteínas fabricadas en el interior de sus células estén correctamente plegadas, es decir, tienen que adoptar una estructura tridimensional funcional para cumplir sus tareas en forma efectiva. “Si las proteínas no están bien plegadas, una enzima las detecta, y les agrega una glucosa. Ese azúcar es la señal que tiene la célula para evitar que la proteína llegue a su destino final. Entonces, la retiene para corregir su plegado y completarlo si es necesario, o de lo contrario, la degrada”, explica la becaria doctoral del CONICET en la FIL. Y agrega: “También estudio como mediante el agregado de azúcares, el parásito logra exportar proteínas al medio extracelular durante el proceso de infección. Comprender estos mecanismos permite identificar blancos terapéuticos.”
Precisamente el laboratorio de Julio Caramelo aisló proteínas que son clave para la supervivencia de Trypanosoma cruzi, y en un segundo paso desarrollará moléculas anti-chagásicas contra esos blancos terapéuticos.
Para la doctoranda de la FIL no es posible disfrutar una carrera científica sin el motor de la curiosidad. “Si bien mi interés por la biología molecular y celular es reciente, siempre me interesé en el qué, el por qué y/o el cómo de lo que me rodeaba”, explica Treffinger.
Cuando egresó del colegio secundario, Treffinger inició sus estudios en ingeniería en recursos naturales y medio ambiente, también en la UNLPam, pero su interés fue volcándose hacia la investigación en biología celular y molecular.
“Si bien la profesión científica implica una formación permanente, me gustaría llegar a una formación integral, en donde no sólo sea capaz de llevar a cabo un trabajo de investigación y realizar las correspondientes tareas científicas y técnicas, sino también ser capaz de comunicar mis trabajos al resto de la comunidad científica y la sociedad en general”, subraya Treffinger. “También me gustaría a largo plazo estar lo suficientemente capacitada para formar a otras personas, tal como me estoy formando en este momento”, agrega.
Para la joven becaria la actividad científica per se es una gran contribución a la sociedad. “Por la línea de trabajo que se lleva a cabo en mi proyecto, los nuevos conocimientos que sean generados contribuirían al entendimiento de diversas enfermedades”, afirma.
Asimismo afirma que “la FIL es considerada uno de los mejores institutos de investigación científica del país, por lo que realizar un doctorado en este lugar es una gran oportunidad. Su infraestructura permite desarrollar trabajos de calidad que se ven reflejados en los constantes avances científicos llevados a cabo por los investigadores. Inicié mi doctorado en abril pasado y siento que soy parte de un buen grupo de trabajo, tanto a nivel personal como profesional.”
“Mi trabajo se centra en comprender mecanismos moleculares que regulan el plegado de proteínas en Trypanosoma cruzi, el parásito que causa la enfermedad de Chagas. Este patógeno se emplea como organismo modelo tanto para comprender su biología como la de otros organismos parasitarios de importancia sanitaria como los que provocan la enfermedad del sueño (Trypanosoma brucei) y leishmaniasis (Leishmania sp.)”, explica Treffinger quien nació en Puerto Deseado, provincia de Santa Cruz, y vivió en Los Antiguos, en la misma provincia. Y agrega: “Estos estudios pueden servir para desarrollar en el futuro estrategias que permitan la prevención, tratamiento y control de la enfermedad”.
La enfermedad de Chagas afecta a 8 millones de personas en América Latina, pero los medicamentos actuales no están a la altura de ese desafío: tienen varios efectos secundarios desagradables y no son efectivos después de la etapa aguda y las primeras fases de la crónica. Tampoco existe una vacuna preventiva o terapéutica. Su patógeno induce enfermedades cardíacas y digestivas y reduce la esperanza de vida en aproximadamente un 30 a 40% si los pacientes no son tratados.
La capacidad de infección de Trypanosoma cruzi depende de que las proteínas fabricadas en el interior de sus células estén correctamente plegadas, es decir, tienen que adoptar una estructura tridimensional funcional para cumplir sus tareas en forma efectiva. “Si las proteínas no están bien plegadas, una enzima las detecta, y les agrega una glucosa. Ese azúcar es la señal que tiene la célula para evitar que la proteína llegue a su destino final. Entonces, la retiene para corregir su plegado y completarlo si es necesario, o de lo contrario, la degrada”, explica la becaria doctoral del CONICET en la FIL. Y agrega: “También estudio como mediante el agregado de azúcares, el parásito logra exportar proteínas al medio extracelular durante el proceso de infección. Comprender estos mecanismos permite identificar blancos terapéuticos.”
Precisamente el laboratorio de Julio Caramelo aisló proteínas que son clave para la supervivencia de Trypanosoma cruzi, y en un segundo paso desarrollará moléculas anti-chagásicas contra esos blancos terapéuticos.
Para la doctoranda de la FIL no es posible disfrutar una carrera científica sin el motor de la curiosidad. “Si bien mi interés por la biología molecular y celular es reciente, siempre me interesé en el qué, el por qué y/o el cómo de lo que me rodeaba”, explica Treffinger.
Cuando egresó del colegio secundario, Treffinger inició sus estudios en ingeniería en recursos naturales y medio ambiente, también en la UNLPam, pero su interés fue volcándose hacia la investigación en biología celular y molecular.
“Si bien la profesión científica implica una formación permanente, me gustaría llegar a una formación integral, en donde no sólo sea capaz de llevar a cabo un trabajo de investigación y realizar las correspondientes tareas científicas y técnicas, sino también ser capaz de comunicar mis trabajos al resto de la comunidad científica y la sociedad en general”, subraya Treffinger. “También me gustaría a largo plazo estar lo suficientemente capacitada para formar a otras personas, tal como me estoy formando en este momento”, agrega.
Para la joven becaria la actividad científica per se es una gran contribución a la sociedad. “Por la línea de trabajo que se lleva a cabo en mi proyecto, los nuevos conocimientos que sean generados contribuirían al entendimiento de diversas enfermedades”, afirma.
Asimismo afirma que “la FIL es considerada uno de los mejores institutos de investigación científica del país, por lo que realizar un doctorado en este lugar es una gran oportunidad. Su infraestructura permite desarrollar trabajos de calidad que se ven reflejados en los constantes avances científicos llevados a cabo por los investigadores. Inicié mi doctorado en abril pasado y siento que soy parte de un buen grupo de trabajo, tanto a nivel personal como profesional.”