26 Nov 2021
“Me gustaría aportar al desarrollo de herramientas que mejoren la calidad de vida de pacientes con Alzheimer”
Así lo afirma Lorenzo Campanelli quien obtuvo una Beca Interna Doctoral del CONICET para realizar la Carrera de Doctorado bajo la dirección de la Dra. Laura Morelli en la Fundación Instituto Leloir.
Campanelli tiene 27 años de edad y estudió Licenciatura en Ciencias Biológicas en la Universidad Favaloro. Como estudiante de grado obtuvo en 2018 una beca Fulbright para realizar una estadía académica en la Universidad de Lincoln-Nebraska (Estados Unidos). Por su desempeño académico (promedio más alto de su comisión) recibió una beca de la Universidad Favaloro.
Recientemente finalizó su tesina de licenciatura que se enfocó en la búsqueda de biomarcadores genéticos para la enfermedad de Alzheimer (EA) en el marco de un Proyecto multicéntrico de Medicina Traslacional financiado por la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica del cual participa el grupo de la Dra. Morelli, investigadora del CONICET en el Laboratorio de Envejecimiento Cerebral y Neurodegeneración de la FIL.
“Mi trabajo consistió en el procesamiento de muestras de población argentina que incluía controles y pacientes con EA diagnosticado para la elaboración de un algoritmo predictor de riesgo a partir de set de datos argentinos o europeos”, explica Campanelli. Y agrega: “A partir de esta línea de investigación se puede seguir descifrando la arquitectura genética de la EA en nuestro país, para poder elaborar herramientas que permitan detectar riesgo de manera temprana, un gran desafío en el área”.
Su tesis de licenciatura en la Universidad Favaloro fue dirigida por la Dra. Carolina Dalmasso, científica de CONICET que realizó un post-doctorado en la FIL bajo la dirección de Morelli.
“Durante mi tesis de doctorado espero poder dilucidar mecanismos que tienen las bacterias que forman parte de la microbiota intestinal para mejorar o empeorar la evolución de la EA”, afirma el nuevo doctorando. Y continúa: “Esta línea de investigación podría ayudar a entender factores involucrados en la patogénesis de la enfermedad y también sentar bases para el diseño de estrategias terapéuticas”.
“A futuro me gustaría aportar a la comunidad científica conocimiento básico sobre el impacto de la microbiota intestinal en el funcionamiento del cerebro y también poder dejar a disposición herramientas que permitan mejorar la calidad de vida de las personas que desarrollan EA”, concluye.
Campanelli tiene 27 años de edad y estudió Licenciatura en Ciencias Biológicas en la Universidad Favaloro. Como estudiante de grado obtuvo en 2018 una beca Fulbright para realizar una estadía académica en la Universidad de Lincoln-Nebraska (Estados Unidos). Por su desempeño académico (promedio más alto de su comisión) recibió una beca de la Universidad Favaloro.
Recientemente finalizó su tesina de licenciatura que se enfocó en la búsqueda de biomarcadores genéticos para la enfermedad de Alzheimer (EA) en el marco de un Proyecto multicéntrico de Medicina Traslacional financiado por la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica del cual participa el grupo de la Dra. Morelli, investigadora del CONICET en el Laboratorio de Envejecimiento Cerebral y Neurodegeneración de la FIL.
“Mi trabajo consistió en el procesamiento de muestras de población argentina que incluía controles y pacientes con EA diagnosticado para la elaboración de un algoritmo predictor de riesgo a partir de set de datos argentinos o europeos”, explica Campanelli. Y agrega: “A partir de esta línea de investigación se puede seguir descifrando la arquitectura genética de la EA en nuestro país, para poder elaborar herramientas que permitan detectar riesgo de manera temprana, un gran desafío en el área”.
Su tesis de licenciatura en la Universidad Favaloro fue dirigida por la Dra. Carolina Dalmasso, científica de CONICET que realizó un post-doctorado en la FIL bajo la dirección de Morelli.
“Durante mi tesis de doctorado espero poder dilucidar mecanismos que tienen las bacterias que forman parte de la microbiota intestinal para mejorar o empeorar la evolución de la EA”, afirma el nuevo doctorando. Y continúa: “Esta línea de investigación podría ayudar a entender factores involucrados en la patogénesis de la enfermedad y también sentar bases para el diseño de estrategias terapéuticas”.
“A futuro me gustaría aportar a la comunidad científica conocimiento básico sobre el impacto de la microbiota intestinal en el funcionamiento del cerebro y también poder dejar a disposición herramientas que permitan mejorar la calidad de vida de las personas que desarrollan EA”, concluye.