Con el objetivo apoyar proyectos de investigación que estuvieran en curso, con impacto en el territorio argentino, la Fundación Williams concretó la edición 2024 de su Concurso Fondos Complementarios para la Investigación. De las 1239 iniciativas presentadas en las áreas Ciencias Agrarias; Ciencias Ambientales; Ciencias de la Tierra, del Agua y de la Atmósfera; y Biología, el jurado seleccionó 97. Una de ellas fue la de Pablo Cerdán, jefe de nuestro Laboratorio de Biología Molecular de Plantas.

“Desarrollo de cultivares de alfalfa con mejor calidad forrajera y facilidad para el manejo” fue el título de la propuesta de Cerdán, con la que apunta a obtener mejores variedades del principal alimento del ganado vacuno argentino.

“Lo que buscamos es manipular el tiempo de floración de la alfalfa porque, igual que el resto de las forrajeras, cuando florece pierde calidad ya que necesita mandar recursos de los tallos a las hojas para producir las flores y los frutos”, explica Cerdán, quien resalta que en esos momentos la planta es un peor alimento para los animales –posee menos cantidad de proteínas, por ejemplo–, algo que tiene un impacto negativo directo en la producción de carne o leche. “Nuestra idea original es retrasar el tiempo de floración de manera de que la alfalfa pueda mantener su calidad forrajera por más tiempo”, sostiene. Con todo, aclara que no se la puede demorar de forma indefinida, porque también se necesita que la planta produzca semillas, algo que sucede cuando florece.

Otro tema a tener en cuenta es que cuando la planta de alfalfa es joven, su calidad forrajera antes de que salgan las flores es alta, pero si se la corta muy temprano no llega a acumular suficiente cantidad de reservas para volver a brotar con fuerza. “Hay que conseguir un equilibrio complicado: retrasar un poco la floración, de manera que al cortar todavía no hayan crecido flores, pero que a la vez tenga suficiente biomasa acumulada para el futuro”, plantea el investigador.

Por otro lado, los cultivos de alfalfa se dividen según su grado de reposo. Los que se cultivan en climas más fríos tienen reposo, no crecen en otoño e invierno, lo que les permite sobrellevar mejor el estrés que implican las bajas temperaturas, mientras que hay otros cultivares que no tienen reposo, como los de latitudes al norte de nuestro país. Los cultivares más usados en la Argentina o no tienen reposo o éste es intermedio.

Hasta ahora, su equipo avanzó en el laboratorio con líneas de plantas de alfalfa modificadas para demorar su floración que no eran agronómicamente buenas, y quieren dar el salto a cultivares de élite para comprobar si se mantienen los mismos efectos. “Tampoco sabemos si el grado de reposo afecta el grado de floración con esta construcción genética con la que estamos trabajando. Son dos preguntas que están ligadas al fotoperíodo y es algo que queremos contestar”, explica Cerdán. Toda esa nueva fase de la investigación la va a encarar con el subsidio que acaba de ganar.

“Felicitaciones a los equipos seleccionados y muchas gracias a todos los que enviaron sus valiosas propuestas. Esperamos que este concurso constituya un aporte significativo de la Fundación Williams para continuar produciendo ciencia de calidad en Argentina que impacte positivamente en el desarrollo del país y sus diferentes regiones”, resume la web de la entidad que desde hace 81 años promueve el desarrollo de la ciencia y la cultura en Argentina.