12 May 2020
Trabajo de científicos de la FIL es tapa de la revista Molecular Plant
En su última edición la publicación eligió como tapa un estudio liderado por José Manuel Estévez, científico de la Fundación Instituto Leloir (FIL), y colegas de la Universidad de Hunan, en China.
Los biólogos vegetales lograron describir cómo las plantas regulan el tamaño de sus raíces.
“El avance sienta bases para desarrollar cultivos de rápido crecimiento con mayor capacidad para absorber agua y nutrientes del suelo y adaptables a sequías y otras condiciones ambientales desfavorables”, afirma José Manuel Estévez, jefe del Laboratorio Bases Moleculares del Desarrollo Vegetal en la FIL.
Junto a los colegas de China, Estévez y un integrante de su laboratorio, Javier Martínez Pacheco, becario doctoral del CONICET, descubrieron un nuevo y detallado mecanismo molecular que permite a las células de las raíces integrar señales internas y externas para regular su tamaño final.
Estévez y su equipo estudian los factores que regulan el crecimiento de ciertas células con forma de tubo llamadas pelos radiculares, que en las raíces de las plantas son las encargadas de absorber agua y nutrientes, así como también de interactuar con microorganismos del suelo. Uno de los rasgos peculiares de esas células es que pueden expandir su tamaño varios cientos de veces su tamaño original.
Ahora, su trabajo, que es tapa de la revista Molecular Plant, describe de manera detallada los mecanismos moleculares que determinan el tamaño de los pelos radiculares de las raíces.
El equipo internacional de científicos realizó los experimentos con Arabidopsis thaliana, una planta que comparte mecanismos biológicos con los cultivos de mayor importancia agrícola, como el maíz, el trigo y la soja. Tras realizar análisis moleculares, los científicos descubrieron que una señal externa proveniente del suelo (aun no identificada) hace que las células de las raíces liberen al medio una proteína pequeña llamada RALF1.
Luego, los investigadores comprobaron que la molécula RALF1 en la superficie del pelo radicular actúa como el primer dominó que cae en una hilera. Cuando se une a un receptor llamado FERONIA, lo “prende” y activa a otra proteína de la célula (eIF4E1) que, a su vez, promueve la síntesis de otras proteínas que son importantes para el crecimiento celular, explicó Estévez, quien en 2017 recibió uno de los cuatro “Premios Houssay” otorgados por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva por sus aportes en el campo de la biología vegetal.
Estévez, quien también es investigador del CONICET, destacó que el mecanismo descrito es claramente el que determinan si la célula vegetal es capaz de seguir creciendo o no. “El proceso biológico que dilucidamos explica cómo una célula es capaz de autorregular su tamaño de acuerdo con las condiciones externas”, indicó.
Este avance científico es el primer trabajo que surge como fruto de un convenio internacional firmado en octubre pasado para afianzar la colaboración científica entre el grupo de Estévez de la FIL y el Laboratorio Bases de Adaptación Celular que lidera el profesor Feng Yu en la Facultad de Ciencias Biológicas de la Universidad de Hunan, cuya sede en Changsha se ubica unos 1500 km al sur de la capital Beijing.
“El acuerdo internacional se propone sentar bases científicas sólidas para mejorar la productividad agronómica en un contexto incierto de cambio climático global”, indicó Estévez.
Trabajo tapa de Molecular Plant
Cuando un conjunto de trabajos es aceptado en una revista científica, los autores son invitados a diseñar una propuesta de tapa que es elegida por un comité editor.
Para el último número de Molecular Planta, Estevez y Feng Yu y Sirui Zhu, de la Universidad de Hunan, diseñaron una imagen artística que describe de manera poética los mecanismos científicos descritos en su trabajo.
La escena describe un lago hermoso rodeado de árboles bioluminiscentes verdes que representan a las raíces y los pelos radicales de la planta modelo Arabidopsis. La luna brillante proyecta la silueta de FERONIA, la diosa del amor, de la fertilidad y del bosque salvaje. Luego que FERONIA percibe a los péptidos RALF1, libera por las estrellas brillantes que la escoltan a las aves (eIF4E1) que transducen su prosperidad y señales encantadoras para entregar ramas (genes de pelos radicales) a los árboles de su bosque. El amor es la primavera del todo.
Los biólogos vegetales lograron describir cómo las plantas regulan el tamaño de sus raíces.
“El avance sienta bases para desarrollar cultivos de rápido crecimiento con mayor capacidad para absorber agua y nutrientes del suelo y adaptables a sequías y otras condiciones ambientales desfavorables”, afirma José Manuel Estévez, jefe del Laboratorio Bases Moleculares del Desarrollo Vegetal en la FIL.
Junto a los colegas de China, Estévez y un integrante de su laboratorio, Javier Martínez Pacheco, becario doctoral del CONICET, descubrieron un nuevo y detallado mecanismo molecular que permite a las células de las raíces integrar señales internas y externas para regular su tamaño final.
Estévez y su equipo estudian los factores que regulan el crecimiento de ciertas células con forma de tubo llamadas pelos radiculares, que en las raíces de las plantas son las encargadas de absorber agua y nutrientes, así como también de interactuar con microorganismos del suelo. Uno de los rasgos peculiares de esas células es que pueden expandir su tamaño varios cientos de veces su tamaño original.
Ahora, su trabajo, que es tapa de la revista Molecular Plant, describe de manera detallada los mecanismos moleculares que determinan el tamaño de los pelos radiculares de las raíces.
El equipo internacional de científicos realizó los experimentos con Arabidopsis thaliana, una planta que comparte mecanismos biológicos con los cultivos de mayor importancia agrícola, como el maíz, el trigo y la soja. Tras realizar análisis moleculares, los científicos descubrieron que una señal externa proveniente del suelo (aun no identificada) hace que las células de las raíces liberen al medio una proteína pequeña llamada RALF1.
Luego, los investigadores comprobaron que la molécula RALF1 en la superficie del pelo radicular actúa como el primer dominó que cae en una hilera. Cuando se une a un receptor llamado FERONIA, lo “prende” y activa a otra proteína de la célula (eIF4E1) que, a su vez, promueve la síntesis de otras proteínas que son importantes para el crecimiento celular, explicó Estévez, quien en 2017 recibió uno de los cuatro “Premios Houssay” otorgados por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva por sus aportes en el campo de la biología vegetal.
Estévez, quien también es investigador del CONICET, destacó que el mecanismo descrito es claramente el que determinan si la célula vegetal es capaz de seguir creciendo o no. “El proceso biológico que dilucidamos explica cómo una célula es capaz de autorregular su tamaño de acuerdo con las condiciones externas”, indicó.
Este avance científico es el primer trabajo que surge como fruto de un convenio internacional firmado en octubre pasado para afianzar la colaboración científica entre el grupo de Estévez de la FIL y el Laboratorio Bases de Adaptación Celular que lidera el profesor Feng Yu en la Facultad de Ciencias Biológicas de la Universidad de Hunan, cuya sede en Changsha se ubica unos 1500 km al sur de la capital Beijing.
“El acuerdo internacional se propone sentar bases científicas sólidas para mejorar la productividad agronómica en un contexto incierto de cambio climático global”, indicó Estévez.
Trabajo tapa de Molecular Plant
Cuando un conjunto de trabajos es aceptado en una revista científica, los autores son invitados a diseñar una propuesta de tapa que es elegida por un comité editor.
Para el último número de Molecular Planta, Estevez y Feng Yu y Sirui Zhu, de la Universidad de Hunan, diseñaron una imagen artística que describe de manera poética los mecanismos científicos descritos en su trabajo.
La escena describe un lago hermoso rodeado de árboles bioluminiscentes verdes que representan a las raíces y los pelos radicales de la planta modelo Arabidopsis. La luna brillante proyecta la silueta de FERONIA, la diosa del amor, de la fertilidad y del bosque salvaje. Luego que FERONIA percibe a los péptidos RALF1, libera por las estrellas brillantes que la escoltan a las aves (eIF4E1) que transducen su prosperidad y señales encantadoras para entregar ramas (genes de pelos radicales) a los árboles de su bosque. El amor es la primavera del todo.