23 Ago 2024
Para despertar vocaciones: alumnos del último año del secundario pudieron conversar con nuestros científicos y realizar experimentos
Guiados por becarios, becarias, investigadores y profesionales de apoyo de nuestro Instituto, estudiantes de 5º año del Colegio Divino Rostro, del barrio porteño de Caballito, se interiorizaron sobre distintos aspectos del quehacer científico y realizaron diversas actividades.
Conscientes de la importancia de despertar vocaciones en los más chicos, este año nuestro Instituto volvió a abrir sus puertas a estudiantes del último año del secundario, con el fin de que puedan conocer de manera directa cómo es el trabajo de quiénes se dedican a hacer ciencia. Así, este mes recibimos a alumnos de dos cursos del Colegio Divino Rostro, del barrio porteño de Caballito, que durante dos horas tuvieron la posibilidad de realizar experimentos y consultar sus dudas a los científicos más jóvenes y a los profesionales de apoyo a la investigación.
Los grupos de unos 20 alumnos cada uno vinieron en dos turnos diferentes, pero en ambos casos realizaron el mismo recorrido. En primer lugar, fueron recibidos por Santiago Roca, de nuestra Biblioteca, quien les contó sobre la historia de nuestro Instituto y les hizo un breve resumen de los trabajos de Luis F. Leloir, Premio Nobel de Química en 1970 y quien nos dirigió durante 40 años. Luego, 10 estudiantes se trasladaron hacia el área de Microscopía mientras los otros 10 fueron al Aula de Alumnos donde pudieron realizar un experimento. Luego intercambiaron los espacios, de manera de que todos pudieron aprovechar las propuestas de cada sector.
Los grupos de unos 20 alumnos cada uno vinieron en dos turnos diferentes, pero en ambos casos realizaron el mismo recorrido. En primer lugar, fueron recibidos por Santiago Roca, de nuestra Biblioteca, quien les contó sobre la historia de nuestro Instituto y les hizo un breve resumen de los trabajos de Luis F. Leloir, Premio Nobel de Química en 1970 y quien nos dirigió durante 40 años. Luego, 10 estudiantes se trasladaron hacia el área de Microscopía mientras los otros 10 fueron al Aula de Alumnos donde pudieron realizar un experimento. Luego intercambiaron los espacios, de manera de que todos pudieron aprovechar las propuestas de cada sector.
En Microscopía, Alejandra Ross y Andrés Rossi les brindaron una breve charla de introducción acerca de cómo funcionan los microscopios y para qué se usan y repasaron nociones básicas acerca de qué es la luz. Para que entendieran mejor, realizaron diversas experiencias prácticas. También les explicaron qué es la fluorescencia y las diferencias entre los distintos microscopios disponibles en nuestro Instituto, y luego los alumnos tuvieron la posibilidad de observar, en un tejido cerebral de ratón, los núcleos de neuronas recién generadas en el hipocampo.
En el aula del tercer piso, por su parte, un grupo de nuestros investigadores les propusieron un taller para obtener el ADN de una banana. Después de hacerles una breve introducción acerca de qué es el ADN, les dieron las instrucciones para poder realizar el experimento y les enseñaron sobre la importancia de registrar cada paso de una manera rigurosa. “Está bueno tener un protocolo de todo lo que se hace, así el día de mañana uno no tiene que pedir ayuda si quiere volver a realizarlo y además otros pueden repetir el mismo experimento”, sintetizó Tomás Peters.
Para finalizar la visita, los grupos finalmente se volvieron a juntar en nuestro comedor, donde las investigadoras Mora González López Ledesma y Luana De Borba les propusieron una encuesta interactiva. “¿Sabés qué es el CONICET?”, “¿Cuántos ganadores de un Premio Nobel tiene la Argentina?”, “¿Considerás que los científicos son personas fuera de lo común?”, fueron algunas de las preguntas que sirvieron de disparadores para un ida y vuelta enriquecedor.
“Me encantó la visita porque es diferente a otras que hicimos. No fueron solo charlas, acá nos dejaron hacer cosas y participar”, dijo Anahí, que además resaltó que se iba muy contenta con el frasquito de recuerdo que contiene el material genético que pudo extraer de la banana. Por su parte, Claudia Elalle, secretaria del colegio y quien acompañó a uno de los grupos, celebró: “Me llamó la atención cómo los chicos se predispusieron a tocar y a hacer las cosas que les propusieron. Les abrió la cabeza”.
“Me encantó la visita porque es diferente a otras que hicimos. No fueron solo charlas, acá nos dejaron hacer cosas y participar”, dijo Anahí, que además resaltó que se iba muy contenta con el frasquito de recuerdo que contiene el material genético que pudo extraer de la banana. Por su parte, Claudia Elalle, secretaria del colegio y quien acompañó a uno de los grupos, celebró: “Me llamó la atención cómo los chicos se predispusieron a tocar y a hacer las cosas que les propusieron. Les abrió la cabeza”.